Las cámaras IP y las cámaras Wi-Fi son dos tecnologías de vigilancia que a menudo se confunden debido a su capacidad para conectarse a redes inalámbricas. Sin embargo, existen diferencias significativas entre ambas.
Una cámara IP, o cámara de red, se conecta directamente a una red de área local (LAN) o a Internet a través de un cable Ethernet. Estas cámaras requieren una fuente de alimentación constante y generalmente se instalan en ubicaciones fijas. Ofrecen una mayor estabilidad de conexión y, a menudo, una mayor calidad de imagen que las cámaras Wi-Fi.
Por otro lado, las cámaras Wi-Fi se conectan a una red inalámbrica a través de Wi-Fi, lo que les proporciona mayor flexibilidad de ubicación y facilidad de instalación, ya que no requieren cables Ethernet. Sin embargo, su conexión inalámbrica puede verse afectada por interferencias y obstáculos, lo que puede resultar en una conexión menos estable en comparación con las cámaras IP cableadas.
En resumen, la principal diferencia radica en la forma en que se conectan a la red: las cámaras IP a través de cables Ethernet y las cámaras Wi-Fi de forma inalámbrica. La elección entre una u otra dependerá de las necesidades específicas de vigilancia y las condiciones de instalación de cada usuario.